BELLEZA CONSCIENTE
Por fortuna, con el paso de los años y casi con el paso de las décadas, entre todas las personas vamos reconstruyendo y transformando la definición de belleza y los atributos que este concepto encierra.
Todas y todos nos acordamos de la Bella cantando que la “belleza está en el interior”, sin embargo, mientras suena esa letra de fondo a cargo de la señora POT nos quedamos embobados/as por el vestido cargado de ribetes y floripondios, los guantes delicados, el maquillaje, el tocado o los pendientes que Bella luce en ese gran baile de gran comedor.
Recordaremos también toda esa transformación de la Bestia a cargo de Din Don (el reloj) y Lumier (el candelabro) para gustar.
Pues eso es con lo que hemos crecido, con una idea de que para estar bella o bello debes llenarte de adornos o transformarte.
Vamos, una jaula cargada de estereotipos en torno a la belleza que han dificultado mantener sanos los niveles de amor propio. Si vamos más allá y seguimos siendo críticos con cómo ha evolucionado el paradigma de belleza a lo largo de los años, podemos decir también que el lobby de venta de productos ha dificultado mantener sanos los niveles de amor por la tierra también.
Sí, es así, pues nos han dicho que para estar guapo o guapa hay que usar muchos productos y estos, por desgracia, en su gran mayoría son dañinos ecológicamente hablando.
¿Es malo querer estar bello/a entonces?
No, lo que ha resultado dañino hasta el momento es la manera de entender y practicar este concepto. Y queríamos pronunciarnos, lo consideramos necesario a nivel ecológico y social.
Defendemos la belleza como un concepto tan diverso como personas hay en el planeta, diversidad de rostros, constitución, gustos y decisiones. Bajo esta diversidad queremos hacer hincapié en que lo interno siempre va a reflejar lo externo, y también viceversa, pues física y anímicamente somos un cúmulo de conexiones. Pero no solo de esta manera bidireccional, sino que estamos conectados/as con nuestros entornos y los elementos naturales que nos rodean, por eso defendemos una belleza natural, que ensalce las potencialidades de cada rostro, cuerpo y carácter. Dónde lo natural prime sobre lo artificial, dónde no haga falta “adornarse” (si la persona no quiere, esto siempre a elección) y donde los productos sean amables con nuestros cuerpos y entornos, productos sostenibles y ecológicos por supuesto.
Aquí es donde debemos añadir un elemento a esta triada belleza – diversidad – entorno, y es el de consciencia. Abogamos por una belleza no solo natural y respetuosa, sino por una belleza consciente, dónde cada acto de consumo y práctica estética incluya el conocimiento de cada paso y consecuencia en su uso, y a partir de ahí que cada persona decida. Ser conscientes de lo que había antes para mejorarlo, ser conscientes de cómo se elaboran los productos que usamos, a qué tipo de belleza nos acercamos, a querernos mucho por dentro y por fuera, cuidando nuestro bienestar interior y también exterior y, por supuesto, siendo conscientes de que es tarea de todas las personas seguir trabajando por el cambio. Debemos cambiar de paradigma estético mediante nuestros discursos y prácticas diarias, predicar con el ejemplo es lo mejor que podemos hacer para educar a las generaciones que vienen detrás. Como venimos diciendo, si tenemos la conciencia de la evolución del concepto, las consecuencias dañinas y también las posibilidades de mejora, cada persona estará más preparada para elegir libremente como quiere sentir la belleza en su persona.
Pero sobre todo queremos hacer referencia al compromiso que los y las profesionales de la belleza tenemos en todo esto, y nosotras, desde nuestros salones lo sabemos, nos responsabilizamos y queremos difundir el mensaje de que un tipo de belleza natural y respetuosa es posible, y un mundo dónde la variedad sea hermosa y consciente, también.
by @olajui
