Envejecer es un proceso natural que tenemos que aceptar, pero al que también podemos intentar retrasar sus efectos sobre nuestra piel.
A partir de los 25 años empezamos a envejecer y aparecen los primeros signos de la edad en nuestra piel. Las primeras líneas de expresión, algunas manchas e incluso se pierde luminosidad y elasticidad. Pero no todo se debe a nuestro reloj interno, también entran en juego otros factores externos al organismo como: una mala alimentación, no mantenerse hidratado, la exposición a rayos UV o fumar, estos son solo algunos de los factores que aceleran el envejecimiento cutáneo.
Seguir una correcta rutina facial antiedad es parte del éxito para frenar el envejecimiento facial. Antes de nada nos gustaría aclarar que cuando hablamos de rostro también englobamos el cuello y el escote, dos grandes delatores del envejecimiento en el organismo.